21 de diciembre de 2009

Un año menos
No se si es uno menos o uno más. Pero es uno, al fin. Casi 365 días, cada uno con sus noches, cada uno con sus altos y bajos. Días que pasaron sin sentirlos, días maravillosos, días terribles, de esos en los que todas las tormentas interiores quieren salir. Días de sol, días de lluvia. Días de amor y días de dolor. Tanto vivido, y tan poco. Se me acabó un ciclo este año. El ciclo de vivir para encontrar a los muertos de aquí. El ciclo de hablarle a los huesos cuando nadie me miraba, de preguntarle a la persona sin rostro: qué te pasó? qué pensaste cuando estabas muriendo? qué fue lo último que viste? me vas a dejar saber algo de vos?
Se acaba el ciclo de dormir en el campo, soñando que soy tierra y que de mi cuerpo brotan flores y gusanos, soñando que estoy excavando en una fosa y de pronto me doy cuenta que me estoy exhumando a mí misma.
Parece que es un momento de cambio y me da tanto miedo! Quiero detenerme y procesar estos diez años. Verme y comprender quién soy ahora, quién era entonces, cuando empecé este trabajo que hoy termino. Guardo en mi corazón cada minuto, sin duda. Recuerdo de pronto caras, palabras, gestos, llantos. Así me va a pasar, seguramente.
Tantas personas que he conocido, cada una ha dejado algo en mi memoria.
Que rico sentirse viva! Qué rico, un año menos!

7 de abril de 2009

Semana Santa
No, si así como se pasa la naturaleza en este pais, se pasa también la gente. Es que no es nomás que haya procesiones, no... es que para describir lo que pasa durante la Semana Santa en Guatemala no alcanzan las palabras porque es muy ... demasiado! Una sobrecarga de olores, sabores, colores, sonidos, sensaciones, voces, diseños. Encima este año el calor se dispara y nos caen los temblores. No importa si sos creyente o no, si practicas el budismo, si sos ateo por la gracia de dios, si sos adorador de krishna. Igual da. Salis a la calle y te topas con el anda gigantesca cargada por catolicos que no se han dado cuenta que no tiene nada que ver con la fé y tiene mucho, muchisimo que ver con la tradicion y la cultura. Los cucuruchos (quien que no sea chapin entiende lo que quiere decir esta palabra!) con su infinidad de diseños de túnicas moradas y paletinas. Hasta uno que se mandaba a hacer túnica por año, cada vez mas exótica, la última con la espalda destapada, solo le faltó hacerse una strapless. Y las mujeres, con su madrileña, ay que nos hace a todas ver como santitas! Bien chapinas. Qué será que le gusta al chapin de salir a asolearse y a caminar con ese pasito de procesión, a escuchar marchas fúnebres por horas y horas, a ir en fila y luego a molerse los hombros? No, si con la forma en que se vive la semana santa en Guate se explica por qué somos como somos, nos encanta la sangre, nos fascina la muerte.

13 de enero de 2009

ENCONTRARSE
Empieza un nuevo ciclo, frase mas trillada. Pero finalmente sí, empieza uno nuevo y las resoluciones que de cajón se hacen aunque una esté casi cierta de que a finales de este 2009 habrán muchos “el otro año sí”. Y una de esas resoluciones para mí es escribir más en este pedacito, aunque no lea nadie, para honrar el nombre que le puse de sacarlo todo afuera. Sigo en la misma tarea de estudiar los restos que quedaron después de la guerra, sí, guerra y no conflicto armado interno, guerra porque eso fue, guerra contra la vida, guerra contra la esperanza, guerra contra los niños y las niñas que nacieron ixiles, keqchíes, jakaltecos, achíes, quichés y que se quedaron niños y niñas para siempre, guerra contra las mujeres que tejían con sus manos miles de hilos para convertirlos en hermosos güipiles, guerra contra los hombres con botas de hule remendadas con trozos de otras botas de hule, con camisas rotas y pantalones viejos. A veces parece que estuvieramos arando en el mar. Pienso en los cientos de informes que hemos entregado y que están por allí (espero), aunque ahora acumulando polvo, algún día habrá alguien valiente que los va a leer y se va a indignar de tanta muerte, de tanta bala, y va a hacer su trabajo en el sistema, por lo menos a tratar de acusar a alguno de esos malos que mandaron a prenderle fuego a esta tierra.

Mientras tanto, nuestras vidas pequeñitas siguen, cada quien afandado en su parcelita. Soñando y perdiendo sueños, creyendo y dejando de creer, amando y dejandose amar, buscando a los viejos amigos, a las amigas entrañables, tratando de tejer algo que me ayude a recordar que estoy viva, que yo estoy viva y que está bien que llore, que está bien que ría, que ame, que crea, que escriba.

El año pasado fue un poco extraño, algo así como esos días que pasan y cuando llega la noche no te acordás si pasó o no. No hubo muchas cosas extraordinarias. Dos hermosas, sí, el nacimiento de Sofía Isabel (sobrina) y de Maya (otra sobrina). Siempre las nuevas vidas de alguna manera nos llenan de esperanza. La enfermedad de mi hermano que me hizo quererlo más, estar mas cerca de él. La Cami que cada vez tiene alas mas grandes, coloridas y fuertes.

Y al final, una cosa extraordinaria que no tuvo ningún impacto en la paz mundial, ni siquiera en la paz nacional, ni tuvo ninguna exposición en los medios, ni se supo en ningún lado, pues, porque fue algo personal, casi íntimo. Les cuento: el internet y el facebook fueron responsables de que me naciera la inquietud de buscar a la familia de mi padre. Le digo así, porque es la mitad de mi sangre que nunca conocí, salvo dos o tres primos hace muchos años. Probablemente quienes hayan crecido toda su vida con dos familias (la de su papá y la de su mamá) no entiendan lo que se siente cuando uno crece solo con una y no sabe nada de la otra. La eterna duda, ¿sabrán de mí? ¿me reconocerían si nos encontraramos? ¿sentirían algo, sentiría yo algo? ¿los querré, me querrán, aunque no nos conozcamos? ¿será que es importante conocerlos, o no significará nada?

Pues bien, busqué el apellido y empezaron a aparecer nombres, una prima se encargó de señalarme quien era quien al principio. Y luego, maravilla, tíos, tías, primos, primas, hermanas (sí, hermanas!) sobrinos y sobrinas (hijos de primas, primos, hermanas y hermanos). Un familión! En diciembre alguien tuvo la iniciativa de organizar una reunión familiar, enésima para ellos, primera y extraordinaria para mi hermano y para mí. Y una sola puede resumir lo que yo sentía ese día. Alegría! No paz, no tristeza, no dudas, no dolor, no miedo, no nada. Pura y simple alegría, de esa que sentíamos cuando eramos niños y el mundo no nos había tocado. Alegría de esa que le hace a uno sonreír y poner cara de menso que dura y dura. Alegría de encontrar a otros y a otras y por medio de ellos encontrarse muy adentro, en el corazón, con la alegría.